BLOG DE MIGUEL ANGEL ESTEPAR GONZALEZ

Un blog para amigos amantes de la democracia, la libertad de expresión y el sentido cristiano de la vida.

domingo, 6 de diciembre de 2009

LOS SILENCIOS DEL BOSQUE


por Miguel Ángel Estépar González.

23 de Octubre de 2009

En los tiempos actuales en los que las noticias nos voltean y nos confunde el ruido bullanguero de las mentiras que unos se creen y otros no; cuando en los foros y mesas redondas que publican los medios de comunicación, es imposible escuchar porque nadie escucha a nadie y todos quieren imponer su criterio y razonamiento es bueno aislarse para pensar, leer, escribir, salirse del influyente estado de opinión que, más que opinión, es imposición de ideas.

Lejos de las líneas de comportamiento de la opinión pública y siguiendo juiciosos criterios, he preparado este breve relato en el que se expresa la grandeza DEL SILENCIO, que deja espacio para la reflexión y para la escucha de sonidos que son beneficiosos para el alma y el cuerpo y que desaceleran el ritmo galopante al que nos somete esta loca sociedad.

RELATO: El siclencio del bosque

Un rey mandó a su hijo a estudiar al templo de un gran maestro con el objetivo de prepararlo para que sea excelente persona. Cuando el príncipe llegó al templo, el maestro lo mandó sólo hacia el bosque.

El tendría que regresar un año después, con la tarea de describir todos los sonidos del bosque. Cuando el príncipe regresó al templo al cabo de un año, el maestro le pidió que describiera todos los sonidos que había podido oír.

Entonces dijo el príncipe: "Maestro, pude oír el canto de los pájaros, el ruido de las hojas, el revoloteo de los picaflores, la brisa acariciando las hierbas, el zumbido de las abejas, el sonido del viento surcando los cielos".

Y al terminar su relato, el maestro le pidió que regresara al bosque para oír más, todo lo que fuera posible. Intrigado, el príncipe obedeció la orden del maestro, pensando: "No entiendo, ya distinguí todos los sonidos del bosque..." Pasó días y noches enteras en soledad oyendo, oyendo, oyendo... pero no consiguió percibir nada nuevo, además de aquello que le había dicho al maestro.

Sin embargo, una mañana, comenzó a distinguir sonidos vagos, diferentes a todo lo que había oído antes. Y cuanta más atención prestaba, los sonidos se volvían más claros.

Una sensación de encanto envolvió al muchacho. Pensó: "Esos deben ser los sonidos que el maestro quería que oyera..." Y sin prisa, permaneció allí oyendo y oyendo, pacientemente. Quería estar seguro de que estaba en el camino correcto. Cuando volvió al templo, el maestro le preguntó qué más había podido oír.

Paciente y respetuosamente el príncipe le dijo: "Maestro, cuando presté atención pude oír el inaudible sonido de las flores abriéndose, el sonido del sol saliendo y calentando la tierra y el de las hierbas bebiendo el rocío de la noche y el movimiento de las estrellas fugaces que cruzan el universo de parte a parte y la temible tormenta que prepara su rugir y la serena voz de Dios en mi interior que me me habla y... "

El maestro sonriendo, asintió con la cabeza en señal de aprobación, y dijo: "oír lo inaudible es tener la calma necesaria para convertirse en una gran persona.

Cuando se aprende a oír el corazón de las personas, sus sentimientos mudos, sus miedos no confesados y sus quejas silenciosas, una persona puede inspirar confianza a su alrededor; entender lo que está errado y atender las reales necesidades de cada uno.

La muerte de una relación comienza cuando las personas oyen apenas las palabras pronunciadas por la boca, sin prestar atención a lo que hay en el interior de las personas para oír sus sentimientos, deseos y opiniones reales.

Es preciso, oír el lado inaudible de las cosas......oír el sonido del silencio que el alma emite al sentir; oír la voz de la conciencia que nos indica como proceder en el recto camino de la vida. Debemos saber distinguir entre oír y escuchar. El primer concepto es aplicable a cualquier sonido que nos rodea; el segundo hace honor a la virtud de escuchar con atención las opiniones de los demás para poder juzgar, ayudar y compartir comunicación real.

Feliz día , amigos
Miguel Angel

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